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Mientras municiones muy reales surcan los campos de batalla de Libia, Afganistán e Irak, los gobiernos y las fuerzas armadas de Estados Unidos y el Reino Unido -que están o estuvieron involucrados en esos conflictos- estudian cómo reforzar otro arsenal: el cibernético.
Hace dos semanas, el 16 de mayo, la Casa Blanca dio a conocer una declaración de estrategia internacional sobre ciberseguridad.
EE.UU. "respondería a actos hostiles en el ciberespacio como haríamos ante cualquier otra amenaza contra nuestro país", decía un comunicado del Ejecutivo estadounidense.
Este martes el diario New York Times informó que el Pentágono dio su propio paso al frente: está elaborando un plan para categorizar los ataques informáticos como actos de guerra.
De ser así, en el futuro, un presidente estaría en condiciones de aplicar sanciones económicas, un contraataque cibernético o una ofensiva militar si sistemas informáticos clave de EE.UU. son atacados, según dijeron recientemente funcionarios de
ese país.El 21 de mayo fueron atacadas computadoras del contratista de defensa Lockheed Martin. Se espera que el Pentágono emita un informe al respecto en las próximas semanas. El organismo ha también advertido que más de 100 organismos de inteligencia extranjeros están activamente atacando las 15.000 redes del gobierno de Estados Unidos que integran siete millones de computadoras.
Cientos de "cibersoldados"
Por su parte, el gobierno británico informó que destinará parte de un fondo de unos US$1.065 millones dedicado a ciberseguridad a reclutar "cibersoldados" para que operen a la par de sus fuerzas convencionales.
"Prevemos incrementar el número de expertos informáticos en el Ministerio de Defensa, a un número que rondará los cientos, pero los detalles exactos son material clasificado", dijo un portavoz de ese organismo.
En 2010 el Reino Unido dio a conocer su Programa de Nacional de Seguridad Cibernética, cuyos objetivos son reducir la vulnerabilidad de los sistemas británicos al espionaje informático, mejorar la capacidad de detección y defensa de ciberataques, incorporar el elemento "ciber" en los conceptos y la doctrina militares y asegurar que las infraestructuras críticas del Reino Unido son capaces de recuperarse tras un ataque.
En EE.UU. la nueva estrategia que está elaborando el Pentágono clasificará los ciberataques más importantes como actos de guerra, allanando el camino para una potencial respuesta militar, según informó el diario Wall Street Journal, que entrevistó a funcionarios militares.
Pero no está claro cómo piensa actuar ante atacantes que no representan a un estado nación, como podrían ser grupos terroristas.
Escurridizos hackers
Una de las grandes dificultades que enfrentarán tanto EE.UU. como el Reino Unido (y de hecho, ya la enfrentan) es cómo rastrear a los ciberatacantes, que esconden deliberadamente sus huellas.
Muchos de los ataques utilizan redes de computadoras infectadas con programas que permiten a los hackers hacerlas actuar a su voluntad. Son ordenadores de personas que ni saben que sus PCs están siendo utilizadas para efectuar un ataque concertado.
Anthony Haywood, gerente de tecnología de la firma de seguridad informática idappcom, explica que algunas compañías tienen sus sistemas preparados para detectar este tipo de ataques y llevar un registro.
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