sábado, 4 de febrero de 2012

DeWet Du Toit, de profesión: Tarzán

Pocas cosas hay más cautivadoras que las historias en las que un individuo consigue aquello con lo que lleva soñando de toda la vida. Y pocas cosas hay más inquietante que un individuo que ha soñado demasiado con algo y aun así lo consigue, para incrédulo del resto de la humanidad. La historia de DeWet Du Toit cuelga peligrosamente entre ambas categorías.
Claro que eso de colgar es lo que le va al tal DeWet, un joven sudafricano de 24 años que hasta hace poco era guardia de seguridad.Ahora, su mayor ocupación conocida es ser Tarzán. Con todas las de la ley (¿de la jungla?):pecho al
descubierto, lianas como medio de transporte principal, sí, el taparrabos también. Junto a eso, el hecho de que pase más tiempo con sus amigos animales que con los humanos palidece un poco.
Todo empezó no hace mucho, cuando DeWet dejó de ser un guardia de seguridad de un supermercado de Manchester. Hizo de la situación una oportunidad y se dedicó a alimentar la obsesión que había tenido toda su vida: las historias de Tarzán. Era una manía que había heredado de su padre, un coleccionista de novelas, películas y cómics de Tarzán, con el que convivió en Nambia. Así que diseñó un estricto programa por el cual pasa tres días a la semana en la jungla sudafricana, colgado de lianas, subido a las ramas de los árboles, corriendo montaña arriba y nadando por los ríos de George, Suráfrica. Su mayor preocupación ahora es bordar el famoso grito de guerra del Tarzán que Johnny Weissmuller inmortalizó en el Hollywood clásico, y adaptar sus sentidos a la llamada de la jungla.

Como la cosa sobrepasa ya la afición y deviene en algo de explicación mucho más difícil, la familia no sabe muy bien qué hacer. Después de todo, el tiempo que DeWet no está en la jungla ejerciendo su vocación de rey de los monos, lo pasa en casa con sus padres, Ludolf e Ida, ambos de 53 años, y con su hermano gemelo, Rudolph. Hace cosas como ayudarles a poner verjas a su rancho. Pero no esconde que su verdadera vocación es que le llamen de Hollywood y le pidan que protagonice alguna película de Tarzán. "Llevo entrenándome desde 2007 y he hecho grandes progresos. Hace poco estuve en contacto con unos estadounidenses para ir a una convención de Tarzán", explica.

La única pega de su sistema: que todavía no tiene a una Jane que le haga compañía. "A veces me siento solo", confiesa. "No soy el tipo de tío al que gusta salir de fiesta. Nunca me emborracho. Prefiero comer las frutas y bayas que encuentro en la jungla. Sé qué insectos comer y cuáles no. Haría falta una chica muy especial para hacerme compañía en la jungla".

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